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Jueves 28 de marzo de 2024

VULCANOLOGÍA: CIENCIA PARA ENTENDER LA FURIA DE LA NATURALEZA

Guadalajara, Jalisco. 22 de agosto de 2018 (Agencia Informativa Conacyt). A casi cuatro mil metros sobre el nivel del mar se eleva el Volcán de Colima; localizado en los límites de Jalisco y Colima, este coloso es considerado el volcán más activo del país y debido a su actividad está en constante monitoreo para evitar que ocurran tragedias.

El doctor Carlos Suárez Plascencia, jefe del Departamento de Geografía y Ordenamiento Territorial de la Universidad de Guadalajara (UdeG), explica que desde esa institución se realiza una serie de monitoreos de la actividad volcánica y de las características del Volcán de Colima para así trazar estrategias junto con las autoridades para disminuir los riesgos.

El investigador detalla que desde 1987 se trabaja en el monitoreo del volcán, en el que participan estudiantes de posgrado y científicos de Colima y Jalisco; a través de estos estudios se elaboran mapas de riesgos para que se apoyen las autoridades al crear estrategias de prevención y evacuación para las poblaciones aledañas al coloso.

Por otra parte, se realiza un monitoreo constante de las estaciones sísmicas instaladas alrededor del volcán, y también se sobrevuela el cráter para conocer las características del volcán y así detallar las condiciones en que se encuentra.

“El objetivo es ver la morfología en el cráter, ver si hay cambios, agrietamientos, nuevos domos, fumarolas, se vigila toda la estructura también para encontrar indicios de daños estructurales o fracturamiento en el edificio volcánico, que pueda representar otro tipo de riesgo”, detalla el investigador.

Suárez Plascencia explica que en el pasado, la formación de volcanes en la zona trajo consigo el derrumbe de la estructura de los volcanes, como el Volcán Nevado de Colima, que llegó a colapsar para terminar con su actividad y dar pie al nacimiento del Volcán de Paleofuego, que también se apagó y lanzó material que llegó hasta Colima.

 

Monitoreo para prevenir catástrofes

Este tipo de trabajos, señala el investigador, son útiles para evitar episodios como ese, ya que el Volcán de Colima es el más activo de México y existe un registro para 20 mil habitantes que viven en el polígono de 15 kilómetros, que es considerada la zona más vulnerable en caso de que haya una explosión.

El doctor Carlos Suárez es uno de los investigadores que monitorea el Volcán de Colima.

“Elaboramos informes para Protección Civil de Jalisco y Colima y se envía al Cenapred (Centro Nacional de Prevención de Desastres) para que conozcan el estado. También se observan las barrancas para ver su estado sobre el material depositado en ellas, como arena o rocas, porque en temporal de lluvia son fácilmente removibles y provocan los lahares”.

Los lahares son una mezcla de fragmentos de rocas y agua que caen por las pendientes, valles o barrancas de un volcán; el doctor Suárez Plascencia agrega que estos episodios han afectado a las poblaciones de la parte baja del coloso, por lo que también se trabaja en identificar zonas de riesgo e implementar medidas para evitar pérdidas materiales y humanas.

El investigador relata que en 2011 en la barranca de Atenquique, al este del Volcán de Colima, se observó un incendio y se advirtió a las autoridades sobre un posible riesgo de caída de lahares, por lo que se amplió el cauce de un arroyo cercano a las poblaciones y se avisó a la ciudadanía sobre el riesgo de inundaciones, lo que derivó solo en pérdidas materiales.

 

El latido del volcán

Además del monitoreo visual que se realiza con sobrevuelos y a pie en el volcán, también se elabora un diagnóstico con base en la información obtenida de las estaciones sísmicas que ha colocado la Universidad de Colima y la UdeG alrededor del Volcán de Colima. El investigador detalla que cada institución tiene alrededor de siete estaciones instaladas en la región.

“Esas estaciones están sintiendo el ‘latir’ del volcán. Ellas revisan la actividad que existe en la cámara magmática y el ascenso de material, entonces se puede analizar la posibilidad de un evento eruptivo, de qué magnitud sería y con días de antelación, con esa información Protección Civil puede implementar sus planes operativos”.

El profesor investigador del Centro de Sismología y Vulcanología de Occidente, del Centro Universitario de la Costa (CUCosta) de la UdeG, Francisco Javier Núñez Cornú, menciona que desde hace 20 años se trabajó en instalar una red sísmica en el estado, con 25 estaciones instaladas en los litorales de Jalisco, así como ocho más en los alrededores del volcán.

“Tenemos cuatro estaciones en el edificio volcánico y otras cuatro rodeándolo, vamos a instalar otra más en el norte, ya tenemos los equipos listos, solo faltan los enlaces telemétricos; de esa forma, tendremos nueve estaciones que por un lado estudian el volcán y la sismicidad de Colima, que es grave porque ahí se han originado muchos terremotos históricos”.

Núñez Cornú señala que con el uso de instrumentos y estaciones se pueden conocer cuáles son los eventos o actividades previas a un episodio explosivo, lo que permite llevar a cabo estrategias de evacuación para evitar pérdidas.

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