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Jueves 28 de marzo de 2024

¿QUÉ HACER ANTE UN DESASTRE NATURAL?, LOS MUSEOS TE RESPONDEN EN LA SNCYT

Puebla, Puebla. 20 de septiembre de 2018 (Agencia Informativa Conacyt). Sin importar la edad o condición social, un desastre natural expone la vulnerabilidad de cualquier ser humano. A un año de la tragedia en México ocurrida el 19 de septiembre, tres museos interactivos: Universum, El Rehilete y el Museo Interactivo de Economía exponen en el marco de la XXV Semana Nacional de Ciencia y Tecnología (Sncyt) el porqué de estos fenómenos pero, sobre todo, la forma en cómo se debe reaccionar ante una posible eventualidad.

Desde temprana hora, cientos de niños de diferentes instituciones del estado de Puebla acuden con sus maestros en grupo. El recorrido inicia con preguntas básicas: ¿sabes qué es un fenómeno natural?, ¿qué es un caos?, etcétera. Los niños y asistentes poco a poco van reflexionando sobre lo que más adelante aprenderán, desde la concepción que tenían las antiguas culturas prehispánicas sobre los fenómenos climatológicos, hasta la oportunidad de grabar una experiencia personal acerca de una inundación, un sismo, o bien sobre lo aprendido en Universum.

Mientras explican qué es la propagación de la energía, cómo se forman los ciclones tropicales, cómo funciona una alerta sísmica, cómo se puede mejorar una red de sensores que alerten a la población sobre un sismo, los asistentes a la XXV Semana Nacional de Ciencia y Tecnología experimentan mediante hologramas, aprenden con charlas y reviven experiencias a través de videos o de plataformas que simulan el movimiento de la tierra. La muestra termina con una serie de recomendaciones sobre qué hacer y cómo estar preparados.

 

Recordar y actuar

En una segunda zona, se encuentra el Museo El Rehilete, que rinde en un primer inicio un homenaje a los elementos del Ejército Mexicano, quienes a partir de su Plan DN-III-E atienden a las personas en situación de riesgo o crisis a causa de un fenómeno natural.

El Plan DN-III representa un instrumento operativo militar que establece los lineamientos generales a los organismos del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos para realizar actividades de auxilio a la población civil afectada por cualquier tipo de desastre, y fue aplicado a partir de 1966 como consecuencia del desbordamiento del río Pánuco.

Ladrillos rotos y escenarios con imágenes reales sobre lo acontecido el 19 de septiembre recuerdan a los asistentes la contingencia que se vivió y la forma en cómo se enfrentaría otra experiencia de ese tipo.

La base de monitoreo de sismos e inundaciones permite al visitante conocer si su vivienda se encuentra en una zona de riesgo de forma más precisa. A un lado, la muestra de los víveres y objetos que pueden ayudar a una persona en desgracia es un recordatorio de lo que la sociedad puede aportar en momentos de tragedia.

Los pequeños, por su parte, tienen el reto de cruzar una tubería de drenaje simulada, con obstáculos. La idea de esta actividad es que los menores puedan valorar cómo escapar en caso de un derrumbe en espacios muy reducidos y, sobre todo, si vale o no la pena llevar mochilas o pertenencias que puedan obstaculizar su salida.

Otra de las actividades que ofrece este museo interactivo es el juego de las llaves. Con una simulación de diferentes conductos de agua, gas y electricidad, los niños pueden aprender cómo cerrar cada uno de los modelos y aprender a qué tipo de conexión pertenece y cuáles son las que se deben cerrar de forma inmediata en caso de una emergencia.

En la siguiente actividad interactiva, el visitante tiene que deducir las causas que ocasionaron el incendio en un restaurante montado con utensilios y comida carbonizada. El objetivo es que los asistentes, pero sobre todo los niños, conozcan cómo un descuido humano también puede provocar un siniestro.

 

Entre escombros y agua

Muñecas tiradas en el suelo, ropa prensada entre muros de concreto, juguetes, un zapato, cualquier objeto puede darnos una señal de quién habitaba un inmueble destruido por un sismo. Esa es otra de las actividades de la muestra del Museo El Rehilete. La simulación de los escombros y los objetos que se encuentran permiten a los visitantes saber cómo buscar y deducir quién vivía ahí e incluso cuántas personas pueden permanecer atrapadas. La clave está en observar lo que hay en cada paso.

La estrategia es diferente cuando hay inundaciones. La mayoría de las personas en caso de un huracán o inundación evita irse a los albergues por temor a ser víctimas de robo en sus viviendas. Lo común en estos casos es “resguardarse” donde el agua no los alcance, es decir, en la azotea. Sin embargo, vivir esta experiencia te hace reflexionar sobre la atención que se debe dar a las recomendaciones de Protección Civil. Para esto, la realidad virtual funciona como una herramienta que no solo asombra a los visitantes de esta zona de la muestra, sino que los ayuda a reflexionar sobre lo que harían en una situación de peligro.

Para cerrar el bloque del Museo El Rehilete, los niños y adultos tienen que armar una mochila que contenga los objetos necesarios para la supervivencia en caso de un desastre natural. ¿Qué es más importante, mi videojuego o una barra de chocolate que me aporte calorías? Se pregunta uno de los estudiantes que realiza este ejercicio.

El Museo Interactivo de Economía es otro espacio que ofrece orientación y actividades lúdicas dentro de la Semana Nacional de Ciencia y Tecnología. A través de videojuegos y proyecciones de documentales y sencillas charlas, la gente conoce de principio qué son los desastres naturales, cómo impacta la naturaleza desde una perspectiva diferente y cómo protegerse ante un desastre, además de las consecuencias económicas que conlleva, y la importancia de contar con seguros para solventar gastos imprevistos por siniestros.

Finalmente, la muestra se nutre de más de 30 exposiciones de prototipos y desarrollos tecnológicos, realizados por estudiantes de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, así como de los 13 tecnológicos regionales en el estado. Todas las actividades, programadas hasta el 21 de septiembre, están encaminadas a generar en los espectadores un ejercicio de reflexión para saber qué es un desastre natural, si se puede prevenir y, sobre todo, cómo enfrentarlo.